Sobre arrokak
Transformando la naturaleza en arte eterno
Nací y crecí en Jaca, un pintoresco pueblo enclavado en el corazón del Pirineo aragonés. Durante años, mis manos se dedicaron a la noble tarea de construir y rehabilitar las casas y edificios que forman el patrimonio altoaragonés. Tejados de losa, muros de mampostería, suelos de piedra, rejuntados, revocos y enlucidos con morteros de cal, todos ellos testigos de mi labor.
En mi búsqueda de perfección, viajé a León, donde me sumergí en el arte y oficio de la cantería en la escuela de artes y oficios. Durante dos años, las técnicas de tallado de la piedra se convirtieron en mi pasión. Más tarde, en la escuela de arte de Deba, aprendí las delicadas técnicas de escultura en piedra, y trabajé un año en Alfa Arte, una empresa dedicada a la fundición y escultura en bronce.
Hace unos años, el destino me llevó a Bizkaia, donde continué mi labor en la construcción tradicional. Hoy, con la creación de mi firma Arrokak, me dedico a dar vida a piezas artesanas y únicas, cada una de ellas un reflejo de mi amor por el oficio y la tradición.
La piedra tallada a mano susurra secretos antiguos, cada golpe del cincel es un eco del Cantábrico y el Pirineo
En el corazón de Arrokak, se respira la dedicación y la delicadeza con la que se trabaja la piedra. Cada pieza es única, tallada a mano con precisión y cuidado, utilizando piedra recogida en la naturaleza. Las rocas, provenientes de regiones como el Cantábrico y el Pirineo, son seleccionadas por su calidad y belleza natural. Este proceso artesanal no solo preserva técnicas ancestrales, sino que también realza la singularidad de cada creación.